Un Bosque de Pinos

Para algunos de nosotros, el suicidio es el escenario más palpable. Es el humo de un avión en picada, y su explosión silenciosa mientras se estrella por un paisaje indebido… es el peor escenario antes que éste ocurra, es la persona desviando la mirada por un instante, antes de una tragedia. Y así divisamos escena tras escena, la mente no cansa, la mente es una bodega.

Y mueres o te matan, pero esperas que te maten, pero no cualquier persona, debe ser la adecuada. Y pues asi nace otra ansiedad, la de ser asesinada a la perfección, como si eso importara. Pues cada detalle e instante importa, quedara su registro. Queremos los derechos de la pelicula. Es nuestra historia.

Cuando somos arrojados a otra historia es una locura, parece que nos equivocamos de departamento, de cama, nos preguntamos de quien es ese rostro que no quiero parar de mirar? Y por que me esta viendo a mi? Que extrañeza mas deliciosa. Se siente como hechizo, uno angustiante pues amamos el martirio.

Pero amar… amar… ay que peligro!

Es nada menos que la culminación de tanto que agobia. Es creación y dominio, y tanto, tanto más. Nos provoca el nacimiento de querer abrir diálogos para aumentar nuestra felicidad, para hacer que las naves espaciales despeguen y lleguen a destino.

El amor es la muerte del suicidio y su ideación. Pero un desliz y estamos fuera, una herida abierta y la polvora explota los cimientos.

Somos solitarios auto destructivos, somos amores feroces y profundamente heridos. Somos los de la sonrisa derramada, los de la piel punzada, los de las lágrimas en público…

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